NUESTRA HISTORIA

“El sabor de la tradición es nuestro prestigio”

Nuestra Historia

La historia de Carmen Valle de Luis inicia en una cocina, como casi todas las historias de los grandes cocineros, sus primeros recuerdos de infancia transcurren frente al calor del comal familiar en compañía de su padre y madre. Educada en el Convento del Divino Pastor,Carmen era la única entre las internas que conocía el perfecto ritmo que implica no quemarse frente al comal, alcanzar la llave del agua y donde estaba guardada la codiciada azúcar para elaborar dulces de regazo.

 

Así aprendiendo transcurren los primeros años de su adolescencia, mientras que Carmen hace multiplicación de panes para sus compañeras con las donaciones en especie que recibe el convento que van de tasajo, a jitomates, salchichas y a veces, crema. Las recetas del convento dependen de la pericia de las novicias y de la generosidad de la congregación.

 

Al conocer al joven Raúl Luis Zárate quien a temprana edad robó su corazón, salió de la cocina del convento para ayudarle a formar lo que será la primera versión del Restaurante Coronita. Ella oriunda del Valle de Etla y él de la Villa de Zaachila, comenzaron a preparar platillos que conjugarán la sabiduría de los valles de Oaxaca. Como encargado de un expendio de cerveza en el Mercado Benito Juárez, Raúl gozaba del beneficio de la canasta de víveres diarios de su joven esposa y era la envidia de los que ahí laboraban. Doña Carmen comenzó a preparar en el anafre del Mercado, los almuerzos de varios compañeros. Así entre una selección de salchicha de Ejutla, quesillo de Etla y barbacoa de Zaachila nació el plato conocido como Antojitos Coronita, el primero en reunir esta bondad de entremeses en una sola sentada.

 

Fue tal la sensación que causaron en Benito Juárez con la pericia aritmética de Raúl y La sazón única de Carmen, que pronto pudieron reunir lo suficiente para abrir el restaurante Coronita, años después el negocio creció y se construyó el Hotel Valle de Oaxaca, en la ubicación actual, en el año 1948. Ahora con el tiempo suficiente para dedicarse de lleno a formar un recetario y atender a la clientela, con cuatro hijos a su alrededor, la Señora Carmen inició el servicio de comida de 1 a 6 de la tarde en Díaz Ordaz 208. Pronto la Villa de Antequera conoció de la nueva cocina del Coronita, como amablemente le llamaban en estos primeros años donde los antojitos y las recetas de comida nacieron en la cocina del Coronita. Con el paso del tiempo, la sazón se extendió al desayuno, almuerzo, comida y previa cena, pasando por la cocina la sapiencia y aprendizaje de los hijos, hijas y nietos de Carmen,  quienes ahora departen y comparten con la abuela Carmen la tradición de los manjares Coronita.